¡No me toques los símbolos! A cuenta del General Millán Astray.

Ya lo he dicho en más de una ocasión. Nunca dejaré de sorprenderme con el potencial movilizador que tienen los símbolos. Creo que lo comenté cuando hablé aquí mismo de la tarea del Comisionado de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid y de la repercusión de su labor cuando se trata de abordar el tan polémico asunto de la revisión del callejero, en aplicación de la Ley 52/2007, conocida como Ley de Memoria Histórica. Pues bien, llevamos unas semanas a vueltas con una de las propuestas que el citado Comisionado planteó en el mes de julio: la retirada de la calle al General Millán Astray y la denominación de la misma como Avenida de la Inteligencia.

Varias Hermandades de Antiguos Caballeros Legionarios presentaron ante el Ayuntamiento de Madrid un escrito en el que mostraban su desacuerdo con la propuesta y las razones en las que basaban dicha oposición. La Presidenta del Comisionado, Paquita Sauquillo y yo mismo, mantuvimos una reunión con ellos en la que pudieron además, trasladarnos de viva voz sus argumentaciones. Esta misma semana, el Comisionado se ha reunido y ha resuelto las alegaciones presentadas por las Hermandades y, mediante escrito debidamente motivado, presentado y explicado también de viva voz en reunión posterior con sus representantes, rechazó su petición, junto a las razones de la misma.

images

Suscitada la polémica, aunque de tono menor, creo de interés dar a conocer aquí la posición mantenida al respecto por el Comisionado de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid, en lo tocante a la justificación de la propuesta de retirar la calle al General Millán Astray, de manera que reproduzco lo sustancial del escrito entregado a los alegantes.

En primer lugar, el Comisionado quiere dejar muy claro que la decisión adoptada en su propuesta nada tiene que ver con la Legión ni con la fundación de dicha unidad del ejército.

En este sentido, el Comisionado manifiesta su más profundo respeto hacia el cuerpo de la Legión, al tiempo que un reconocimiento sincero de la labor que viene desarrollando en los últimos tiempos, en diversos lugares del mundo, como partícipes de misiones de paz y cooperación en las que participa activamente el gobierno de España.

Tan es así, que este organismo no habría tenido inconveniente alguno en aceptar el estudio de una propuesta para denominar una calle como “Calle de la Legión”, si no fuera porque ya existe una con el nombre de calle del Tercio, en el Distrito de Carabanchel. Como dice Luis Miguel Aparisi en su estudio Toponimia Madrileña (página 1118), la denominación de esta calle constituye un “homenaje a la Legión Española y su Tercio de Voluntarios, fundado por Millán Astray, del que fue primer lugarteniente el comandante Francisco Franco Bahamonde”.

En segundo término, quiere aclarar el Comisionado que la propuesta de retirar la calle al General Millán Astray no se fundamenta en un juicio de valor sobre la biografía completa del citado militar. No se niegan por parte del Comisionado aquellos aspectos dignos de alabanza y aplauso que presenta la trayectoria vital de Millán Astray. Incluso no hay empacho en reconocerlos. Claro que nadie niega la tarea social que llevó a cabo en los últimos años de su vida. Pero ése no es el quid de la cuestión. Y sospechamos que tampoco fueron estos los motivos determinantes que influyeron en los mandatarios municipales madrileños cuando le concedieron el nombre de la calle en la ciudad de Madrid.

Lo que se valora fundamentalmente en la figura de Millán Astray, a efectos de entender aplicable el artículo 15 de la Ley 52/2007, es su condición de Jefe de Prensa y Propaganda del bando sublevado primero y del régimen de dictadura militar implantado tras el final de la guerra civil, después. Entre los cometidos que, en el ejercicio de tal responsabilidad, llevó a cabo, estuvo la creación de Radio Nacional de España.

Es sabida la trascendencia que la radio tuvo como medio de comunicación en el transcurso de la contienda bélica, por su importantísimo potencial propagandístico. La Guerra Civil Española también se disputaba en el terreno de las ondas. La comunicación jugaba un papel fundamental y, en ese contexto, Franco decidió fundar Radio Nacional de España en enero de 1937 y desde entonces tendrá un papel dominante en la maquinaria propagandística franquista. Y colocó al frente de dicha empresa a su leal amigo, el General Millán Astray.

A modo de ejemplo del citado valor y del papel que jugó en la contienda, viene a cuento traer a colación la manera en que el bando nacional pretendió tergiversar la autoría del bombardeo de Guernica, apenas escasos días después del luctuoso acontecimiento, utilizando para ello, las ondas de Radio Nacional de España, con el conocido comunicado “Mentiras, mentiras, mentiras”.

La responsabilidad del general Millán Astray en la maquinaria propagandística durante la propia guerra no es menor, como queda dicho. Y qué duda cabe de que, si bien es cierto que no tuvo una participación directa en acciones bélicas, sí la tuvo y muy activa en el importante frente de la propaganda, que no deja de ser otra manera de participar en la contienda.

El artículo 15 de la Ley 52/2007 dice literalmente:

“Artículo 15. Símbolos y monumentos públicos.

1. Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”.

Pues bien, a los efectos de la aplicación de este artículo, las acciones referidas de la vida de Millán Astray son subsumibles en el concepto de exaltación de la guerra civil y de la dictadura franquista, a juicio de este Comisionado.

Entiende este organismo que el General Millán Astray participó de forma notoria y singular en estructuras políticas que fueron relevantes para el sostenimiento del sistema dictatorial implantado por Franco durante y después de la guerra.

En un plano menor, pero con significación también en la tarea desarrollada por el Comisionado, cabe señalar que el General Millán Astray fue uno de los grandes valedores del General Franco, en su ascenso al liderazgo único de la sublevación militar, con las consecuencias posteriores, en términos de jefatura única del estado.

Cabe recordar que, si bien Millán Astray no estuvo en el mismo momento de la sublevación, por hallarse fuera de España, acudió con la mayor celeridad a sumarse al levantamiento y a ponerse a las órdenes del General Franco, quien, como ha quedado dicho, le asignó las responsabilidades de prensa y propaganda sólo por su condición de general, tal y como lo recuerda en sus memorias quien fue su segundo o mano derecha en esa responsabilidad, el escritor Ernesto Giménez Caballero (“Memorias de un dictador”. 1979).

untitled-3

En última instancia, y también con rango menor en la motivación de la propuesta realizada, los estudios elaborados sobre el incidente ocurrido en Salamanca el 12 de octubre de 1936, en el que participó don Miguel de Unamuno, y que el Comisionado ha tenido en consideración, apuntan en una dirección distinta a la recogida en el escrito de alegaciones interpuesto. Más bien ratifican la versión más extendida y conocida del mismo. El propio Ernesto Giménez Caballero admite la autoría de Millán Astray respecto al grito “Mueran los intelectuales” (Ibídem, página 88).

images-2images-3

Por último, y al margen ya del fondo de la cuestión, el Comisionado quiere subrayar dos cuestiones:

Por un lado, una afirmación rotunda y contundente respecto a la ausencia absoluta de odio o revanchismo en sus razonamientos y propuestas.

Por otro, el nada baladí recordatorio de que el trabajo del Comisionado se limita a elaborar una propuesta que se elevará al Pleno a finales de año, momento en el cual, cabe suponer que, previo el correspondiente debate, se adoptará el acuerdo pertinente por el Ayuntamiento. No hay acuerdo aún, por tanto, sino solo propuesta.

23.9.16